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Mostrando entradas de febrero, 2024

MI PADRE

Yo tengo en el hogar un soberano único a quien venera el alma mía; es su corona de cabello cano, la honra es su ley y la virtud su guía. En lentas horas de miseria y duelo, lleno de firme y varonil constancia, guarda la fe con que me habló del cielo en las horas primeras de mi infancia. La amarga proscripción y la tristeza en su alma abrieron incurable herida; es un anciano, y lleva en su cabeza el polvo del camino de la vida. Ve del mundo las fieras tempestades, de la suerte las horas desgraciadas, y pasa, como Cristo el Tiberíades, de pie sobre las horas encrespadas. Seca su llanto, calla sus dolores, y sólo en el deber sus ojos fijos, recoge espinas y derrama flores sobre la senda que trazó a sus hijos. Me ha dicho: «A quien es bueno, la amargura jamás en llanto sus mejillas moja: en el mundo la flor de la ventura al más ligero soplo se deshoja. »Haz el bien sin temer el sacrificio, el hombre ha de luchar sereno y fuerte, y halla quien odia la maldad y el vicio un tálamo de rosas en

A MI PADRE

A Dios doy gracias por ser mi padre.  Por tus reproches y consejos.  Por el bien que me enseñaste  y de mi ser siempre cuidaste.  Por ser padre bondadoso,  lleno de paz y sabiduría.  Porque amas la verdad.  Justicia y rectitud en demasía.  Por ser mi padre amado  y enseñarme la caridad.  Sentimientos nobles te cubren.  No conoces la maldad.  Caballero noble y parco,  me enseñaste a luchar.  Aspirando siempre a lo más alto  y a mis sueños no renunciar.  Por aborrecer todo lo malo.  Por tus celestiales valores.  Por guiarme de la mano  en senderos llenos de flores. .